El modelo de Stop and Go

Notas de historia argentina

Domingo de reflexión económica

A lo largo del siglo XX —y aún en el XXI— Argentina ha transitado un patrón económico cíclico que define buena parte de sus crisis: el modelo conocido como “Stop and Go”.

Aunque suene técnico, es bastante simple de entender. Cada vez que el país crece, se queda sin dólares. Y entonces frena. Así de concreto.

¿Cómo funciona el modelo de “Stop and Go”?

Es un ciclo de cuatro fases que se repite una y otra vez:

Go: Comienza una etapa de expansión. Mejora la actividad económica, sube el empleo, aumentan los salarios y el consumo.

Boom de importaciones: Como la industria argentina depende de insumos, maquinaria y tecnología importada, el crecimiento trae consigo una fuerte demanda de dólares.

Stop: Las reservas internacionales del Banco Central se agotan. Se produce un ajuste: devaluación, inflación, caída del salario real y del consumo.

Recesión: La economía se enfría, caen las importaciones y se logra cerrar la brecha externa… hasta que se reinicia el ciclo.

Este modelo fue descripto en los años 60 por Oscar Braun y Leonard Joy, y se consolidó como uno de los esquemas más representativos del desarrollo argentino del siglo XX, especialmente desde la etapa de industrialización por sustitución de importaciones (ISI).

El corazón del problema: la restricción externa

Detrás del stop and go hay un desequilibrio estructural: una economía con sectores que consumen dólares pero no los generan.

  • El agro y algunos sectores primarios exportan y traen divisas, pero no crecen lo suficiente para abastecer el dinamismo de toda la economía.
  • La industria y el consumo urbano necesitan bienes intermedios, energía, piezas, maquinaria: todo eso se importa.
  • El Estado, además, suele recurrir al endeudamiento externo para sostener el nivel de actividad, lo que a mediano plazo agrava el problema.

La consecuencia es una economía dual y desequilibrada, donde cada período de crecimiento termina en crisis de balanza de pagos. Lo que Aldo Ferrer llamó “el estrangulamiento externo” y que Prebisch ya había anticipado para las economías periféricas.

¿Inflación por emisión? ¿O inflación por el dólar?

El economista Marcelo Diamand acuñó el concepto de “inflación cambiaria”: cuando el precio del dólar se dispara por falta de divisas, arrastra consigo el resto de los precios de la economía. No es sólo una cuestión de pesos circulando, sino de cuántos dólares hay disponibles para sostener el modelo.

Por eso, devaluar para ganar competitividad suele ser una cura que enferma: mejora la balanza comercial en el corto plazo, pero deprime el consumo, castiga los salarios y frena la inversión.

¿Cómo se sale del stop and go?

El debate sigue abierto. Algunos apuestan por diversificar exportaciones y promover sectores de alto valor agregado. Otros sugieren reducir el coeficiente de importaciones vía desarrollo local de maquinaria, insumos, tecnología. Y otros proponen reformular la inserción internacional, para que no dependa de deuda ni de ciclos de commodities.

Pero lo que está claro es que sin modificar la estructura productiva, el ciclo se repetirá.

📚 Fuentes utilizadas:

  • Fiszbein, Martín. Inflación y restricción externa: la tradición estructuralista en la Argentina de posguerra (1944-75)
  • Brenta, Noemí. La Argentina. El sector externo y sus crisis: 1950-2012, en Los proyectos de nación de la Argentina. Modelos económicos, relaciones internacionales e identidad (2014)
  • Damill, Mario. Tomo 10 – Economía. La economía del Proceso: reforma financiera y apertura, endeudamiento y crisis
  • Ferrucci, Ricardo J. Instrumental para el estudio de la economía argentina

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