La operación «León Naciente»
Desde el 13 de junio, día en que se lanzó la Operación León Naciente, el Estado de Israel y la República Islámica de Irán ingresaron en una nueva fase de un conflicto de décadas. León Naciente —ejecutada por el Mossad, con apoyo logístico y de inteligencia de las Fuerzas de Defensa de Israel— tuvo como objetivo principal destruir cuanto fuera posible de la defensa aérea iraní, desde lanzaderas tierra-aire hasta vehículos de ataque.
Algunos analistas de inteligencia han destacado la “precisión casi quirúrgica” de la operación, lo que supone varios meses de planificación encubierta. La infiltración consistió en posicionar drones kamikaze y cargas de precisión —aviones no tripulados— en los alrededores de fábricas de misiles, bases militares y centrales nucleares, para luego detonar esos explosivos de forma sincronizada con los bombardeos aéreos.
Pero León Naciente no se limitó a atacar infraestructura. También buscó eliminar a figuras clave del poder militar y nuclear iraní:
- General Mohammad Bagheri, jefe del Estado Mayor.
- Comandante Hossein Salami, al mando de la Guardia Revolucionaria.
- General Gholam Ali Rashid, líder de la fuerza Khatam al-Anbiya.
- Seis científicos nucleares de alto nivel: Abdolhamid Minooshahr, Ahmad Reza Zolfaqari, Amir Hossein Faghi, Mohammad Mehdi Tehranji y Fereydoun Abbasi.
El propio director de Inteligencia del Ejército israelí, Maj. Gen. Shlomi Binder, lo resumió así:
Estamos en una campaña existencial contra un enemigo que aspira a destruirnos y acelera su programa nuclear.
Contexto diplomático y conexión con el 7 de octubre de 2023
El día anterior al ataque, las embajadas de Estados Unidos en Oriente Medio emitieron avisos de seguridad y permitieron la evacuación voluntaria de familiares, algo que suele anticipar un periodo prolongado de inestabilidad política y riesgo para civiles.
Pero hay un hito anterior que recrudeció aún más las tensiones: el asalto de Hamás el 7 de octubre de 2023. Teherán intensificó su respaldo logístico a Hamás, reforzando la narrativa israelí de que Irán es en última instancia el enemigo.
La respuesta israelí en Gaza, pasando de ser una cruenta campaña de represalia a una cada vez más campaña de eliminación sistemática de la población civil bajo el argumento de que el terrorismo los utiliza como escudo humano, está afectando a la imagen internacional de Israel, a la vez que endurece la retórica de Irán.
Este ciclo —ataque de Hamás, contraataque israelí y represalia iraní— ha convertido la guerra en Gaza en un elemento detonante que ha reavivado la rivalidad principal entre Jerusalén y Teherán.
Justificación de Israel
El primer ministro Benjamin Netanyahu defendió el golpe como un ataque preventivo. Según él, el enriquecimiento de uranio en Irán ya rozaba niveles capaces de generar armas atómicas, lo que convertía a Teherán en una amenaza directa a la existencia de Israel.
Historial de operaciones encubiertas
- Operación Ópera en 1981: destrucción de un reactor nuclear iraquí de Osirak, en Bagad, capital del país.
- Operación Orchard en 2007: bombardeo de una instalación nuclear en territorio sirio; para la misma, también hubo infiltración territorial previa para realizar estudios obtener ciertas confirmaciones (como por ejemplo, el involucramiento de Corea del Norte en las actividades), y para poder sobrevolar aviones sin ser detectados por radares sirios.
- Operación de ciberataque en 2010, infiltrando un «gusano» que produjo fallo masivo en más de 1.000 maquinarias clave para el enriquecimiento de uranio en Irán.
Estos ejemplos ilustran cómo, en momentos de máxima tensión, Israel ha optado por golpes estratégicos de alto impacto para retrasar programas nucleares adversarios.
Una rivalidad de larga duración
Desde 1979, tras la Revolución Islámica, Irán se erigió como paladín de la causa palestina, mientras que Israel vio en Teherán a un enemigo existencial. Aunque hubo atisbos de pragmatismo entre 1988–1997 (Rafsanjani) y 1997–2005 (Khatami), cuando ambos países compartían temor a la amenaza iraquí, el rasgo idéntico que persiste es el de la destrucción mutua como requisito de seguridad.
Hace más de una década, el centro de gravedad de las tensiones entre Israel e Irán ha sido la cuestión nuclear. Aunque, coincidiendo con el análisis que realiza Arshad Roomi (2024), en el que demuestra que la enemistad iraní-israelí es de orden ideolígico-filosófico, no hay que menospreciar el rol que juegan los aspectos materiales, sobre todo los que afectan a la seguridad nacional de los países.
El respaldo automático de Israel frente a los apoyos dispersos de Irán
Un rasgo estructural de esta rivalidad es el unilateralismo israelí en materia de seguridad, sostenido en la certeza de contar con el respaldo de Estados Unidos y, en menor medida, de Francia y Reino Unido. Aunque la administración estadounidense a veces exprese reservas – como sugirieron medios como The New York Times tras la Operación León Naciente-, el apoyo político y militar de sus aliados sigue siendo prácticamente incondicional.
Si bien lrán también cuenta con socios importantes, sus apoyos no son tan automáticos ni consolidados como los que recibe Israel. Es cierto que hubo pronunciamientos importantes de apoyo, como los provenientes de la República Popular de China, Corea del Norte, Rusia y Pakistán, pero suponer una participación más activa por parte de estos es exagerado. Como siempre. habrá que esperar a ver qué pasa en las próximas horas, días y semanas.
Una guerra con implicancias en el sistema internacional
La República Islámica de Irán aspira a erigirse como potencia hegemónica en Oriente Medio, pero en la última década su proyección regional se ha visto erosionada en varios frentes:
- Pérdida de respaldo interno: el descontento ciudadano ha crecido, con protestas recurrentes que cuestionan la legimidad del régimen.
- Menor relevancia estratégica: su peso en el comercio mundial de petróleo se ha reducido, debilitando su influencia económica. Aunque esto sigue siendo un aspecto de gran impacto global, ya que concentra el 20 por ciento del tráfico martímo de petróleo por medio del Estrecho de Ormuz, este indicador era el doble diez años atrás.
- Desgaste de sus alianzas estratégicas:
- En Siria, el régimen de Bashar al-Assad ha caído.
- En Líbano y Palestina, sus proxies Hamás y Hezbollah se han visto diezmados en su capacidad militar y política.
- La guerra de Rusia y Ucrania ha proporcionado a Irán ingresos por venta de armas y recursos (y con ello alivianar el peso de las sanciones), pero Moscú no puede ofrecer apoyo militar-logístico directo que traduzca estas ganancias en una defensa efectiva de Teherán. A su vez, este ingreso puede detenerse al Irán precisar armas y no poder seguir vendiéndolas.
En conjunto, estos retrocesos limitan hoy la ambición iraní de liderar la región desde el Golfo Pérsico.
El Estado de Israel se ha consolidado como potencia nuclear y ha visto crecer su proyección regional gracias a un sólido desempeño económico y a su liderazgo en tecnología militar. No obstante, ese avance no compensa automáticamente el retroceso que ha experimentado Irán: la dinámica de poder en Oriente Medio es compleja y no lineal.
En el plano interno, la confianza de la ciudadanía israelí en sus instituciones se ha visto mermada por los intentos del gobierno de influir en el Poder Judicial y de frenar investigaciones de corrupción que afectan al primer ministro. Al mismo tiempo, en el ámbito internacional, Israel ha centrado gran parte de su diplomacia en subrayar el peligro que supone el programa nuclear iraní, definiéndolo como la principal amenaza a su seguridad.
Ambas potencias se conciben mutuamente como adversarios existenciales: en la lógica de sus élites políticas y militares, sólo la eliminación del rival garantiza que no habrá quien amenace su propia supervivencia. Esta visión —profundamente estructural, sistémica y hasta filosófica— convierte la destrucción del otro en una condición ineludible para sentirse verdaderamente seguros.
Conclusión
La Operación León Naciente y la secuela del 7 de octubre de 2023 ilustran la complejidad de un conflicto que combina intervención encubierta, guerra por proxies y dinámicas geopolíticas globales. Solo un cambio estratégico —o una mediación internacional creíble— podría romper este ciclo de escalada.
Bibliograía consultada
Binder, Shlomi. Declaración del director de Inteligencia del Ejército de Israel tras la Operación León Naciente, 14 de junio de 2025.
Clarin. Qué se sabe del ataque de Israel a Irán: preguntas y respuestas
Euronews. Operación León Naciente: ¿Qué objetivos ha atacado Israel en Irán y cuáles no ha atacado todavía?
Roomi, Farshad. “The Iran–Israel Conflict: An Ultra-Ideological Explanation.” Middle East Policy 30, no. 2 (junio de 2024): 94–109. Link de descarga.

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