Mapa de AFGANISTAN EN MEDIO ORIENTE

El emirato del terror

Por Brais Rodríguez.

En 1992 el escritor británico Robert Harris nos sorprendió con “Fatherland”, en español “Patria”, una ucronía en la que Harris explora qué habría pasado en el mundo si los nazis hubieran ganado la IIGM en el escenario europeo y los EEUU se hubieran impuesto en el Pacífico frente a Japón. Lo más probable es que tanto EEUU como el III Reich se acabasen convirtiendo en dos superpotencias que rivalizasen en todos loscamposprotagonizandoasíunaguerrafríasimilaralaque protagonizaron EEUU y la URSS.

“Fatherland”deRobertHarris1992 📷:Ligavirtualww2.blogspot.com

En esta obra ucrónica todo cambia cuando en EEUU es electo Joseph Kennedy (padre del famoso JFK) un Presidente que defiende cooperar con la Alemania deHitler y acabar así con la guerra fría entre potencias. Pues bien, más de tres décadas después de la publicación de “Fatherland” el mundo podría vivir una situación muy similar a la publicada en este libro, sólo que en lugar de buscar una cooperación con un régimen fascista algunas potencias están pensando seriamente en reconocer al régimen teocrático de los talibanes como los legítimos gobernantes de Afganistán.

El primer país en dar el paso ha sido la Federación Rusa de Vladimir Putin, el pasado viernes 4 de julio de 2025 Moscú confirmó el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Kabul tras el fin de la guerra en agosto de 2021. Aunque bueno, si queremos ser del todo justos bien es cierto que de facto Rusia no es el primer país que reconoce el (de facto) el régimen de los talibanes, países vecinos como los – istanes, China, la India o incluso Turquía se han reunido ya con las nuevas autoridades con el fin de cooperar con ellas en distintas materias.

Diplomáticos de Rusia reciben en el país a representantes del gobierno talibán. 📷:BBCMundo

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

En 2021, 20 años y un billón de dólares después (Trillón anglosajón) los estadounidenses abandonaron Afganistán de una manera humillante dejando libre el camino a los talibanes para hacerse con el poder.

📸ElOrdenMundial.Com

Desde entonces, los talibanes han afianzado su poder, a pesar de un pequeño conato de resistencia por diversos grupos minoritarios, destacando al Frente de Resistencia Nacional que opera principalmente en la región de Panjshir.

Crisis humanitaria

A la salida de las tropas occidentales de Afganistán le siguieron también las sanciones internacionales, el bloqueo de los activos afganos en el exterior y el NO reconocimiento del gobierno talibán.

Sumando estas tres cosas, podemos intuir que la situación económica afgana empeoró muchísimo, con incrementos constantes de la inflación, hambrunas, falta de productos de higiene, crisis migratorias hacia países vecinos como Pakistán y, cómo no, la falta de combustible.

A lo poco que se pueden agarrar los talibanes es, curiosamente, al sector turístico para obtener divisas. Este es uno de los pocos sectores en los cuales las sanciones internacionales son más flexibles. Por muy sancionado que un país esté, el turismo siempre aparece como una fuente de ingresos. Véanse los casos de Cuba o Corea del Norte, por ejemplo.

¿Cuánta gente sufre esta escasez de alimentos y recursos actualmente?

Actualmente es difícil dar una cifra exacta. Tengamos en cuenta que la mayoría de los datos que hay sobre el país son previos a la llegada de los talibanes y, por lo general, los regímenes totalitarios no son muy amigos de compartir datos incómodos sobre sus respectivos gobiernos.

Podemos, sin embargo, hacernos una idea: cualquier persona de los más de 44 millones de habitantes de Afganistán que no esté vinculada al régimen es susceptible de pasar penurias.

Derechos humanos

Todo el mundo sabía y sabe que los derechos humanos no son una prioridad en la agenda talibán, en especial los de las mujeres, que han perdido incluso el derecho de ir a la escuela.

A esta prohibición del régimen talibán hay que sumar otras, como la de obligar a las mujeres a ir con burka, la absurda prohibición de ver por la ventana porque, según los propios talibanes, “provocan a los hombres”, o la última ocurrencia: condenar a latigazos a todas las parejas que tengan relaciones fuera del matrimonio.

En este aspecto, hay varios reportajes en canales internacionales como DW, France24 o Arte.TV, que muestran cómo la resistencia sobrevive dentro de Afganistán o cómo muchas mujeres se juegan la vida transmitiendo clases por radio para que las niñas puedan seguir educándose en sus casas, a pesar de las prohibiciones talibanes.

Reconocimiento internacional

A día de hoy, como ya hemos dicho, solo Rusia reconoce al régimen de los talibanes como el gobierno legítimo de Afganistán. Apenas unos cuantos países más trabajan con las autoridades afganas de forma extraoficial, pero pronto esto puede cambiar, principalmente por varias razones:

La realpolitik, tiempos cambiantes y las oportunidades económicas

Por la parte de la realpolitik se explicaba muy bien en la serie danesa Borgen (2010), cuando se hablaba de la interminable guerra de Afganistán. Los talibanes son fanáticos y totalitarios, pero su sistema político no es mucho más diferente al de países aliados de Occidente como Qatar, Emiratos Árabes Unidos o Arabia Saudita, donde los derechos humanos brillan por su ausencia.

Es por eso que muchos gobernantes occidentales podrían repetir este mantra dentro de no mucho tiempo, para intentar justificar un acercamiento a los talibanes.

Otro punto a favor que tienen los talibanes para ser reconocidos es que el mundo tiene demasiados problemas y los países occidentales ven a Afganistán como un país lejano al que es mejor dejar seguir su camino.

La amenaza rusa, la inflación, los constantes problemas en las rutas de suministro desde Asia, la deriva belicista de Israel, el cambio climático, las distintas crisis de refugiados, la guerra fría comercial con China… Son cuestiones que requieren soluciones más urgentes para los países del primer mundo que la violación de los derechos humanos en Afganistán por parte de un régimen totalitario.

Ni aliados permanentes ni enemigos perpetuos

Esta frase ha definido y define a la perfección la política exterior de Estados Unidos. Y, cómo no, ahora Washington está haciendo gestos con el fin de ganarse al régimen talibán.

Washington ha estado sacando a muchos miembros de los talibanes de listas negras en las que se ofrecían millonarias recompensas por información acerca de estas personas.

Uno de los nombres retirados recientemente de esas listas negras es el de Sirajuddin Haqqani, actual ministro del Interior del régimen talibán.

Foto: NYTimes:.Com

Haqqani es también líder de la red homónima, un grupo semiautónomo dentro de los talibanes que se hizo famoso por llevar a cabo algunos de los atentados más atroces durante los años que duró la guerra en Afganistán.

Aliado / terrorista / ¿aliado?

¿Por qué Estados Unidos retira a semejante persona de sus listas negras?

La respuesta corta es: realpolitik.

Es cierto que Haqqani es un criminal extremadamente peligroso; sin embargo, es un líder semiautónomo dentro de los talibanes que parece estar virando hacia una posición más “realista”. Haqqani sabe que, si los talibanes quieren mantenerse en el poder, necesitan aliados internacionales y reconocimiento. Por eso Estados Unidos parece verle como un potencial socio dentro del régimen de Kabul.

Otro punto a favor para sacar a Haqqani y a su red de las listas negras de Washington es que esta misma red fue creada en buena parte gracias a fondos y entrenamiento de EE. UU. (y Pakistán) en los años ochenta.

La Red Haqqani, liderada entonces por Jalaluddin Haqqani (1939–2018), padre de nuestro protagonista, fue uno de los grupos más ayudados por la administración Reagan para combatir a los soviéticos.

No sería raro que Trump quisiera seguir esos mismos pasos, ya que es de sobra conocida la admiración del presidente de EE. UU. por personajes dictatoriales como Kim Jong Un, Putin, Mohammed bin Salman o Bukele.

El T.A.P.I (poder, dinero y gas)

Foto: IAS4SURE.COM

Una de las razones que podrían acelerar el reconocimiento del régimen talibán es el TAPI, un proyecto de gasoducto que conectará Turkmenistán (4.ª reserva mundial de gas) con la India, pasando por Afganistán y Pakistán.

Este corredor permitiría a los talibanes obtener regalías por el tránsito gasístico hacia dos gigantes demográficos (India y Pakistán), además de acceder a este combustible a buen precio.

El TAPI fue anunciado en 2010, pero su construcción no empezó hasta 2015. La idea era que el proyecto estuviese finalizado para 2019. Sin embargo, la pandemia de COVID-19, el ascenso de los talibanes al poder y la crisis política que atraviesa Pakistán han dejado el proyecto estancado.

Se trata de un colosal proyecto, capaz de transportar hasta 33.000 millones de m³ de gas natural al año. Para dimensionar la magnitud: con esa cantidad de gas se podría producir energía para más de 100 millones de hogares en España durante un año.

Lucha contra el terrorismo

Así es, parece una locura, pero uno de los argumentos a favor del reconocimiento de los talibanes es combatir el terrorismo en la región.

¿El enemigo? El ISIS-K, el Estado Islámico del Gran Jorasán, un grupo islamista todavía más radical que los talibanes, cuyas reclamaciones van más allá de las fronteras afganas.

Mapa de las reclamaciones territoriales del ISIS-K
📷 Foto: en.wikishia.net

Esto puede ser otro incentivo para que el mundo reconozca al régimen de los talibanes como un mal menor ante un peligro todavía mayor: un grupo terrorista internacional que amenaza la estabilidad de Asia Central, una zona que se está volviendo cada vez más estratégica para el comercio entre Oriente y Occidente.

Conclusión

Queda claro que el tiempo corre contra la democracia y la libertad en Afganistán.

Si en los próximos cinco años nada cambia, es muy probable que la comunidad internacional acabe mirando para otro lado y acepte como legítimo al régimen talibán.

Esto significaría la opresión del pueblo afgano durante generaciones.


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