Reseña clara del libro de Hugues Portelli sobre Gramsci. Qué es el bloque histórico, cómo articula estructura y superestructura, la función de los intelectuales y la disputa por la hegemonía hoy.
Introducción
Antonio Gramsci utilizó el concepto de bloque histórico (BH) para pensar la unidad orgánica entre el terreno económico-social y el político-cultural. Hugues Portelli, en su lectura sistemática, ordena esta arquitectura: estructura (relaciones y fuerzas productivas, clases) y superestructura (Estado, derecho, ideología, cultura) no operan aisladas, sino imbricadas mediante intelectuales orgánicos y mecanismos de hegemonía. Esta reseña guía resume esa síntesis, organiza los niveles de análisis y sugiere por qué sigue siendo útil para leer conflictos actuales.
El concepto de bloque histórico
Portelli presenta el BH como un vínculo orgánico entre lo material y lo ideal-político. La clave no es sólo describir dos planos, sino estudiar el nexo que garantiza su unidad: grupos sociales que, al ascender en la estructura, producen sus propios intelectuales y gestionan el andamiaje ideológico, jurídico y político. Así se articula una visión del mundo que sostiene la dominación y la dirección.
El poder se sostiene cuando estructura y superestructura se corresponden y son organizadas.
Sociedad civil y hegemonía
Para Gramsci, la sociedad civil concentra la dirección intelectual y moral: editorial, escuela, Iglesia, sindicatos, medios, plataformas, asociaciones. Es el campo privilegiado donde una clase busca consenso y teje su hegemonía. Portelli la descompone en:
- Ideología (concepción del mundo de la clase dirigente).
- Estructura ideológica (organizaciones que la producen y difunden).
- Material ideológico (instrumentos: sistema escolar, prensa, audiovisual, bibliotecas, redes).
Sin redes densas de sociedad civil, la hegemonía no sedimenta.
Niveles de la ideología: de la filosofía al folklore
Portelli enfatiza la escala: filosofía (cúspide, pensamiento elaborado), religión, sentido común y folklore (restos dispersos). La política garantiza la traducción entre niveles: mantiene a la filosofía conectada con problemas populares, y unifica el bloque social en torno a una orientación. El sentido común mezcla tradiciones e innovaciones; es heterogéneo por clase y territorio. De allí la importancia de la educación y la batalla cultural.
La hegemonía vence cuando transforma filosofía en sentido común practicado.
Sociedad política y coerción
La sociedad política (el Estado en sentido estricto) condensa la coerción: derecho, tribunales, policía, fuerza militar. No funciona como esfera separada: coopera con la sociedad civil. Parlamento y opinión pública fusionan consenso y fuerza: la legalidad busca mostrarse apoyada por una voluntad social.
Hegemonía sólida = combinación consenso + coerción, con primacía del primero en tiempos “normales”.
Estructura ↔ superestructura: una relación dialéctica
Portelli equilibra dos riesgos: economicismo (reducir todo a la base) y idealismo (olvidar límites materiales). La estructura impone posibilidades y límites; la superestructura organiza y educa, elevando la conciencia de los grupos y coordinando su acción. Gramsci lo formula con dos principios:
- Ninguna sociedad se propone tareas sin condiciones al menos en gestación.
- Ninguna sociedad desaparece antes de agotar sus formas de vida.
La política es eficaz cuando lee condiciones y construye organización para desplazarlas.
Crisis, guerra de posiciones y nuevo bloque histórico
Cuando el consenso se agrieta, la clase dirigente apela más a la coerción y se abre una crisis orgánica. La alternativa no es un asalto instantáneo, sino una guerra de posiciones: disputar lentamente sociedad civil, valores, instituciones y competencias. Un nuevo BH triunfa cuando rearticula estructura y superestructura bajo una concepción del mundo más convincente y eficaz.
Sin paciencia estratégica en la sociedad civil, no hay reemplazo de hegemonía duradero.
Por qué Portelli sigue siendo útil hoy
Mapea actores: clase dirigente, aliados, subalternos, intelectuales orgánicos.
Ordena arenas: escuela, justicia, medios, cultura, plataformas digitales.
Ofrece métrica: mirar niveles ideológicos (de filosofía a sentido común) y organizaciones que los traducen.
Evita atajos: ni base sin política, ni cultura sin economía. Unidad orgánica.
Caja de herramientas (aplicación práctica)
Diagnóstico: ¿quién produce hoy la “filosofía” (marcos), quién la traduce a manuales, noticias, métricas, y quién la convierte en hábitos?
Mapa civil: inventario de escuelas, medios, iglesias/templos, sindicatos/colegios, ONGs, plataformas y foros locales.
Formación: programa para intelectuales orgánicos (argumentación, datos, pedagogía y organización).
Iteración: medir adhesión (encuestas, analítica), lenguaje (marcos/frames) y conductas (prácticas institucionales).
Cierre
La lectura de Portelli devuelve a Gramsci su densidad estratégica: el poder moderno se sostiene en redes densas que convierten una concepción del mundo en sentido común. Entender el bloque histórico permite leer la estabilidad y, sobre todo, los puntos de inflexión.

Deja un comentario